lunes, 30 de mayo de 2011

Carta a Blanca (Blanquita) Nieves.

Querida Blanquita hola:

A pesar de lo que puedas creer, he anhelado escribirte estas líneas desde hace mucho tiempo. Si antes no lo hice fue sólo porque respeté tus deseos, no por falta de interés. Imaginé que apetecías pensar en lo nuestro sin presiones, así que te di el espacio que necesitabas.

No ha sido fácil pero lo he conseguido a pesar de extrañarte tanto, quizás así puedas darte cuenta de todo lo que pienso en ti y en tus necesidades.

Sé que antes fui un novio desatento y poco cariñoso, lo admito. Supongo que no es culpa mía del todo, sino de la forma en la que fui criado. Veras mi querida Blanquita, ser un príncipe no me convierte automáticamente en Encantador. Además de que antes de conocerte nunca me conecté a mis verdaderos sentimientos ni con mi lado femenino así que te lastimé y lo siento.

Sin embargo te juró que jamás te fui infiel.

Si llegué muchas noches tarde fue a causa de los chicos, ya sabes: Felipe, Aladino (que ahora se hace llamar Aladin) Erick y otros de los que quizás no hayas escuchado hablar. Es cierto que estuve con ellos pero todo lo que hacíamos eran inocentes reuniones para tomar café, hablar de nuestras vidas y de cómo ser mejores. Eso sí, puedo jurarte por lo que más quiero (que eres tú) que aun cuando estaba con mis amigos pensaba en ti y solo en ti.

Ya que estoy siendo sincero debo que admitir que en un par de esas reuniones también estuvieron presentes algunas mujeres. Antes de que pienses lo peor quiero que sepas que todas ellas, sin excepción, eran feas terapeutas que nos ayudaban a comprender nuestros errores.

Tanto así que gracias a esas charlas he visto por fin la luz y comprendí que te amo con locura, y te quiero de vuelta en mi vida.

Y es que el castillo no ha sido el mismo (aunque no es por el montón de ropa sucia ni de mugre en las habitaciones por lo que pienso en ti) tampoco es que me quejé pero debo decir que tu madrastra no la mujer más hacendosa del mundo.

Puede que te sorprenda saber que ella vive en el castillo. No sientas recelos por su causa, amor. Entre tu madrastra y yo sólo existe una bonita amistad, a pesar de que odio escucharla preguntar una y otra vez frente al espejo quién es más bonita del reino (como si no supiera ya la respuesta)

Así pues Blanquita mi amor y aunque entiendo que una chica tenga derecho a pasar un tiempo a solas siento que ya es tiempo de que vuelvas a casa.

Y no lo digo solo por mí. Tengo que advertirte que fuera de los muros del castillo hay tantos peligros a los que se expone una chica tan linda como tú. No sólo de cosas que podrían pasarte sino que además tu reputación se ha puesto en entre dicho.

No quiero contarte las cosas que he escuchado, rumores escandalosos sobre enanos de gran tamaño, fiestas alocadas y playas nudistas, a los que no he querido dar crédito.

De cualquier manera, y si lo que cuentan es verdad (aunque me rompería el corazón aceptarlo) quiero que sepas que te perdono.

Sé que quizás pienses que no lo mereces, pero es cierto: YO TE PERDONO.

Leer estas líneas debe ser una conmoción para ti amor, pero es cierto sólo porque te quiero tanto que podría olvidar todo y comenzar de nuevo.

Claro que mi perdón es sólo si los rumores fueran verdad, Lo cual dudo.

La Blanquita que conozco y amo, es una chica dulce y tierna incapaz de tener alguna clase se amorío sórdido con un enano, mucho menos con siete.

En fin amor mío, creo que ahora que te he mostrado mis verdaderos sentimientos estarás más que convencida de volver a mi lado.

Te espero con los brazos abiertos.

Azul.

Malena Cid

© Todos los derechos reservados.

domingo, 29 de mayo de 2011

Culpa

Qué fácil es tirar la piedra y guardar la mano

Hacer como que nada es culpa tuya

Que fácil resulta parecer inocente

Y correr del avispero en cuanto has agitado el nido

¿De verdad crees que nadie lo nota?

¿Que todo lo que haces cae en el olvido?

¿Es que no te has dado cuenta que nada queda oculto?

La vida es una marea que todo saca a flote alguna vez

Y no importa que tanto cuides tus pasos

siempre habrá forma de sufrir un traspié.

Existirá algún pequeño detalle que recuerde tu pecado

Que mire a los ojos de tu conciencia culpable

Porque el daño que hagas no desaparece

Y las consecuencias del mal

si no las afrontas permanecen

¿Qué harás cuando comprendas mis palabras?

¿Te esconderás de ti mismo?

¿Dirás que no entiendes?

O con cinismo pensaras que no es lo mismo.

Que no es para tanto

Que no es tu culpa tan grande que merezca un castigo.

y que si al final del día

o de las vueltas de tu jornada

por casualidad te descubres culpable

sé no pensaras en los castigos

ni en los daños

ni el dolor que causaste

Tu consuelo será creer que vientos que sembraste

a otros se les convertirán en huracanes.

Malena Cid.

© Todos los derechos reservados.

viernes, 27 de mayo de 2011

La Reina del Caribe

Soy la reina del Caribe

¿Quieres navegar en mi mar?

Adentrarte en mi geografía familiar

aunque inexplorada

Conocer las islas de mis pechos

Traspasar los corales que rodean

La brevedad de mi cintura al norte de tu sur.

Soy la reina del Caribe

Marinero…¿Quieres poner rumbo a mis dominios?

Remontar mi oleaje embravecido

Sorteando las resacas de la vida

Para llegar a tu destino,

en el azul eterno de mis costas

Soy la reina del Caribe

Marinero….¿Deseas escorar tu nave?

Descansar entre mis brazos morenos

respirar la sal de mi aroma

Dormir sobre mi pecho de sirena

Arena de mis playas

Soy la reina del Caribe

Marinero….¿Me permites ir contigo?

Soplare vientos propicios

Sostendré ti nave entre mis manos

Llévame en tu corazón, a tu manera.

Porque estaré en tu mente aunque no quieras.

Soy la reina del Caribe

Marinero…

La diosa de las aguas turquesas

Escamas de colores hechas selva

Huracán salvaje, viento divino.

La nieta e hija de blancos, negros

aborígenes y muchos más

La pureza hecha mezcla en mi sangre

La madre del futuro

Malena Cid

© Todos los derechos reservados.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Ángel Capitulo 6

El área de archivo físico de Windsor se encontraba en el más recóndito y oscuro de sus sótanos. No era un lugar a donde cualquier pudiera entrar pero Lisa y yo había descubierto un acceso oculto a los estudiantes por pura casualidad un mes atrás, cuando me había dado por escapar de Kyle.

En esa ocasión me había alegrado esconderme ahí, no como ahora que sólo quería salir y olvidar lo que mi atolondrada amiga intentaba hacer.

—Me van a sacar de la escuela… —murmuré mirando a Liza intentar por tercera vez abrir la puerta que resguardaba las historias académicas y familiares de los alumnos.

—Nada de eso — murmuró ella sosteniendo una linterna de bolsillo entre los dientes —nadie se va a dar cuenta.

No se lo creía ni ella. De hecho me sorprendía que Liza y yo no estuviéramos ya contra la pared en medio de una parafernalia de luces y sirenas al mejor estilo de “Fuga en Alcatraz”.

—¿Cómo me dejé convencer? —pregunté al aire

—ya por dios Ángel, deja de quejarte. — me regañó mascando las palabras a causa de la linterna mientras se secaba una gota de sudor de la mejilla.

Ambas transpirábamos aun en el aire gélido del sótano.

Nada como la conciencia culpable para hacernos sudar al pecador como diría mi abuela.

—Si claro como tú no tienes una beca que perder. — le recordé.

—Ahora mismo quisiera perder una vaca. — respondió jugando con las palabras. Lo que me arrancó una mueca de disgusto.

—Huu… pues gracias. —respondí airada.

Liza me miró por encima de su hombro deslumbrándome con la linterna.

—¡Hey! — le reclamé cerrando los ojos.

Mi amiga puso los ojos en blanco, lo que aunado a las luces y sombras procedentes de la linterna le dio un enorme parecido a un zombie rubio de coletas.

No pude evitar reírme.

—Me alegra que te parezca gracioso. — refunfuñó volviendo a sus intentos por abrir la cerradura.

—Y que lo digas —respondí burlona.— por lo menos me divertiré antes de que me saquen de la escuela.

Liza gruñó—Ya en serio Ángel, lo haríamos más rápido si no estuvieras lamentándote tanto.

—Lo haríamos más rápido si nos hubiéramos hackeado al sistema informático de la escuela — la corregí

Liza hizo un gesto de fatidio—Supongo lo dices porque te convertiste un genio informático durante la noche.

—No desde la última vez, apenas puedo encender uno. —respondí abatida

—Eso pensé — dijo Liza y continuó en su intento de introducir una ganzúa en el ojo de la cerradura. —parecía más fácil en el video de You Tube. —murmuró

—No me digas que de ahí sacaste la idea. —pregunté escandalizada

Hizo un gesto que quería decir ¡Dah no!

Suspiré aliviada —Menos mal

—De ahí saqué el tutorial para abrir cerraduras.— me corrigió.

—Estás loca. — me cubrí los ojos y pensé en cómo me vería siendo esposada en la puerta de la escuela. Mi madre me mataría

—Creo que ya aclaramos ese punto.— Liza rió bajito haciendo danzar la luz de la linterna. —Mierda —gruñó cuando la ganzúa patinó sobre el pomo y se clavó en la madera —deja de distraerme.

Decidí que era hora de tomar el asunto en las manos, era obvio que Liza no cejaría en su intento por abrir la cerradura de marras.

—Déjame intentarlo. —le pedí

—No — dijo y volvió a la carga.

—Lisa Mary —la regañé.

—Ohhhh— gruñó enojada y sacudió la cabeza. La luz cabrioleo otra vez.

—De una vez por todas déjame hacerlo o nos van a descubrir. — murmuré

—No vas a hacerlo, te conozco eres demasiado cobarde.

—No lo soy —murmuré herida.

—Digamos entonces que eres demasiado precavida.

—Serias igual si estuvieras becada.

Liza ladeo la cabeza concordando conmigo.

—¿puedo intentarlo? –pregunté ansiosa por hacer algo.

Ella pareció pensarlo un segundo antes de extender la mano derecha con el dedo pequeño levantado en un gesto de Pinky Promise —¿Lo prometes?

Suspire derrotada y cerré el trato enlazando mi propio meñique al suyo—lo prometo.

Ella se levantó de un salto cediéndome el lugar y la ganzúa.

En vez de tomarla me alcé de hombros y saqué una tarjeta de plastico del bolsillo de la falda.

Liza hizo un gesto de fastidio —Pudiste decirme —refunfuñó

—¿Y perderme el espectáculo a lo Misión Imposible?

Mi amiga gruño bajito pero enseguida rió entre dientes —perversa y lo digo como cumplido.

Fue mi turno de poner los ojos en blanco — haz silencio Liza. — le pedí apuntando el haz de luz hacia la rendija entre la puerta y su marco.

Antes de que ella pudiera siquiera pensar en callarse introduje el plástico en ese pequeño espacio forcé el pestillo.

Seguía siendo ilegal lo que hacíamos pero me sentí realmente orgullosa al escuchar el chasquido metálico de la cerradura al ceder.

—Ohhhh —se admiró Liza para enseguida agregar —yo lo hubiera hecho también.

Ni en un millón de años se le habría ocurrido pero le di por su lado y asentí.

Liza empujó la puerta y esta se abrió chirriando. Ante nosotros se extendía un largo y oscuro pasillo en el que casi esperaba ver a Jason o Freddy saliendo de entre las sombras.

Liza y yo reímos nerviosas. Ella hizo un gesto con la mano —Las damas primero —dijo galante.

—Cobarde — dije antes de dar el primer paso.

El lugar era enorme. Al pasillo principal se unían laterales en los que los estaban alineados cientos de archiveros etiquetados por años y letra.

La historia de generaciones de alumnos desde…

Me aproximé para echar un vistazo. 1966 decía el año y la letra C

—¡Dios! esto es viejo.

—Y que lo digas — Liza abrió un cajón y sacó una carpeta— ¿Quién será Luise Amytaker. — dijo leyendo el titulo.

—No lo sé.

Liza abrió la carpeta y la mirada azul y triste de una chica de cabello lacio y oscuro nos miró desde el olvido.

Juró que sentí escalofríos que se convirtieron en una helada corriente en la nuca cuando Liza agregó — Dice que murió en el 66.

Era como si Luise Amytaker deslizara sus dedos helados por mi espalda.

—Vuelve a poner eso en su lugar, me pone el cabello de punta—sermoneé a Liza —se supone que estamos buscando a Kyle.

Ella se alzó de hombros y volvió a colocar la carpeta en su lugar.

Nos tomó un par de minutos encontrar el año correcto: 2011 y otro par más dar con el apellido Evans en la E.

Excitadas sacamos la carpeta y la extendimos para iluminarla con la pequeña linterna.

La imagen de Kyle tenía su mismo aire indolente y vital que el original. No me di cuenta de que lo miraba con la boca abierta hasta que Liza me dio un codazo.

—Ya Ángel, es guapo pero no es para tanto. — dijo y miró atentamente la foto y sonrío taimada —en realidad sí.

—Algo no está bien — murmuré al ver la primera hoja de su registro.

—Está más que bien — musitó Liza sin darse cuenta a que me refería.

—No tonta — volteé la hoja y le mostré las líneas y líneas escritas en elegante caligrafía.

Como siempre Liza no pareció notar nada y me miró interrogante.

—Liza Mary ¿desde cuándo los reportes se escriben a mano?

Ella abrió los ojos —Por lo menos desde antes de que mi abuela estudiara aquí.

—Porque no me extraña que tu abuela haya sido alumna —murmuré sin quitarle los ojos al documento.

Liza me miró como disculpándose, lo cual era tonto, ella no tenía culpa de nada.

—¿Qué quieres que te diga? Mi familia es tradicionalista — su voz se endureció como siempre que hablaba de sus padres.

—Kyle Evans hijo de… —leí

Lo intrincado de la caligrafía y la oscuridad no me permitían leer bien pero supuse que decía Liz o Lou… lo siguiente, incluyendo el año de su nacimiento estaba tachado con marcador negro y sólo se podía leer el último número 0.

Antes de que pudiéramos descifrar el asunto el sonido de otra puerta hizo saltar.

—Alguien viene —había pánico en su voz.

—shhhh— la callé

Liza comenzó a saltar nerviosa.—Nos van a descubrir. —lloriqueó al borde de la histeria.

—No si te callas — le cubrí la boca con una mano.

No teníamos tiempo que perder o mi pesadilla de ser conducida con las manos esposadas a la espalda por el pasillo principal de Windsor se convertiría una espantosa realidad

—Oh mierda — dije cerrando el registro y metiéndolo a toda prisa en su lugar antes de tomar a Liza por el cuello para arrastrarla a un rincón en sombras.

El pasillo se llenó de ecos de pasos que se acercaban a toda prisa como si alguien caminar directamente hacia nosotras, la luz danzante de una linterna iluminó la pared por encima de nuestras cabezas.

Liza y yo nos escabullimos en silencio hasta el fondo del pasillo en donde de algún modo logramos meternos en un pequeño espacio entre la pared y un viejo archivero.

El olor a moho saturó la nariz y sentí el familiar cosquilleo.

No por favor ahora no, le suplique aterrada a mi alergia.

Los pasos se escuchaban cada vez más cerca. Alguien venía en dirección nuestra y yo dudaba que fuera coincidencia, el pasillo reverbero.

Liza y yo guardamos silencio abrazadas mientras alguien abría y cerraba cajones.

Debido a la oscuridad podía ver el resplandor reflejarse en los muros mientras escuchaba mi corazón retumbando en mis oídos. Latía tan fuerte que me maraville que no nos descubrieran.

Sentí que el tiempo se ralentizaba pero en realidad creo que apenas pasaron unos segundos antes de que el sonido de cajones que se abrían y cerraban cesara por completo.

La curiosidad pudo más que el miedo, Liza me miró y ambas nos estiramos lo mejor que pudimos, sin salir de nuestro escondite intentando ver, sin éxito debido al súbito y violento estampido de un cajón metálico cerrándose de golpe.

Ambas nos encogimos aterradas. Ahora sí, estábamos perdidas...

Por lo menos yo lo creí y estoy segura que Liza también a juzgar por la forma en la que se aferró a mi cuello.

Para cuando conseguimos recuperar el valor y el silencio nos convenció de salir del escondite, sólo nos quedó una cosa en claro, el intruso— quien fuera, se había llevado lo mismo que nosotras buscábamos.: el registro escolar de Kyle Evans había desaparecido.