martes, 21 de junio de 2011

Ángel Capitulo 9

El resto del tiempo de escuela lo pasé con Kyle.

Me sentía como si estuviera robando un banco, dividida entre el miedo y la excitación mientras nos besábamos escondidos bajo las gradas. No importa lo que el destino me depare o lo que ocurra después, jamás olvidaré como me sentía estando ahí con él.

A pesar de mi reticencia me comportaba exactamente como lo que era: una chica con demasiadas hormonas.

Nos besamos durante tanto tiempo que casi me dolían los labios, su sabor era adictivo al igual que la sensación sedosa de los gruesos mechones de sus oscuros cabellos entre mis dedos.

De algún modo terminé sentada en su regazo, con los brazos rodeando su cuello pegada a él de una manera que habría considerado de mal gusto excepto que en ese momento me importaba un comino el gusto o el sentido común.

Los labios de Kyle eran tan suaves que se sentía como si me acariciara la boca con satén. Todo lo que quería era otro beso.

Y otro

Y otro.

Sus manos grandes y rudas me acariciaban la espalda con movimientos leves, casi sin querer, paseaban mi espalda, desde el cuello hasta el borde entre la falda de uniforme y la blusa y volvían.

Algunas veces sentía sus dedos un tanto ásperos rozar la piel de mi cintura pero después alejarse como si no se atreverán a seguir.

Esa promesa incumplida de su forma de tocarme me volvía loca y sólo podía pensar que por fin se atreviera y…

Por un segundo me sentí dividida entre mis convicciones sobre el autocontrol y el deseo. Siempre había pensado que yo era la clase de chica a la que manosean a escondidas, aunque me la estuviera pasando de muerte.

Es decir…

Oh si… olvidé en un latido mis reticencias cuando mis dedos se posaron sobre la tersa piel del pecho de Kyle. Se sentía tan suave, tersa, cálida y maravillosa, que la idea de poner los labios ahí y besarlo se convirtió en una obsesión.

Fuera de mí mordí su labio inferior y me levanté sobre su cuerpo pegando cada centímetro de mi cuerpo al suyo.

Su gruñido satisfecho puso una sonrisa en mi boca, descarada froté los labios contra la híspida sombra oscura que cubría la recia mandíbula de Kyle.

Él echó la cabeza hacia atrás dejándome hacer mientras sus traviesas manos vagaban sobre mi espalda.

A pesar de que nunca antes había estado a solas con un chico, por lo menos de ese modo, supe lo que deseaba.

Besé el firme borde del duro mentón, mordisqué su barbilla y seguí sin importarme nada.

¿Qué ocurre conmigo?

De nuevo sentí la mordida de la duda en mi mente. Yo siempre había sido tan controlada, tan comedida que me era difícil reconocerme en la chica alocada que se besuqueaba a escondidas con su chico.

De cualquier forma estaba tan terriblemente excitada que no conseguía pensar coherentemente.

Pero Kyle si—Debemos parar — dijo entre beso y beso con la voz de convertida en un gruñido.

—Si — murmure completamente de acuerdo. Pero por alguna razón seguí besando el borde del cuello de su camiseta. —debemos.

—Lo haremos — dijo y metió la mano bajo mi blusa para rodearla posesivo, envolviendo mi cintura en su antebrazo, sentí las yemas de sus dedos rozar la copa de mi decoroso sostén. — en cualquier momento.

—Aja — dije y enseguida jadeé incapaz de ocultar mi azoramiento, una oleada de humedad mojó mis braguitas y gemí deseando que avanzara y que se detuviera a la vez.

—¡Dios! — gemí. Ofuscada mordí un tendón duro como el acero en donde su cuello se unía a sus anchos hombros.

Él hizo un ruido que parecía ser un gruñido ronco y me levantó el rostro sin mucha dulzura para comerme la boca. Su lengua se deslizó entre mis labios..

—Kyle — murmuré su nombre en medio del beso.

De algún modo él se las arregló para detenerse, me apretó contra su pecho para no seguir con lo que hacíamos en un intento de calmar las cosas. Por un largo momento en la oscura intimidad en la que estábamos se llenó del sonido desigual de nuestras respiraciones.

—Ángel — dijo y sentí que pronunciaba mi nombre como si fuera una oración.

Con pesar nos separamos para poder mirarnos a los ojos. Teníamos que parar, lo sabíamos pero nos tomó cada gramo de fuerza de voluntad que poseíamos hacerlo.

No me arrepentiría, decidí en ese instante, aun cuando no comprendía bien porque estaba actuando como…¿Una adolescente normal? Preguntó la misma taimada vocecilla que siempre parecía querer intervenir.

Me alcé mentalmente de hombros. Kyle tiró de mí para acomodarme sobre su pecho.

—Esto — comencé

—No es buena idea — terminó por mi mientras acariciaba los mechones de cabello que en algún punto se habían soltado de mi coleta.

—Peor— lo besé en el pecho —es pésima.— aclaré

—Ángel…

Comprendí que sería muy fácil volver a lo que estábamos haciendo así que desistí. A regañadientes me bajé de su regazo tratando de adecentar mi falda y volver a acomodar mi ajada blusa en la que extrañamente se habían abierto unos cuantos botones.

Ahora que ya no estaba en sus brazos me sentí un poco avergonzada y bajé los ojos fingiendo que me concentraba en abotonarme.

—Hey — murmuró suavemente tomándome de la barbilla. —¿Qué pasa?

Me negué a mirarlo, sentía demasiado bochorno, es decir, apenas unos segundos antes él y yo habíamos estado tan…

—Nada — dije y seguí acomodando mis ropas

—¿Te avergüenzas? — su pregunta llevaba un ligero tono de sospecha.

Tras un leve titubeo levanté la cara para mirarlo —No de ti — dije fijando mis ojos en los suyo,— Nunca de ti.

—¿De ti entonces?

Algunas veces sentía que Kyle era demasiado sensible a mis emociones que me tomaba por sorpresa, esa era una de esas ocasiones.

—Algo así — conseguí responderle sintiendo el calor del bochorno en las mejillas.

—No estamos haciendo algo malo — dijo, sus toque en mi barbilla se convirtió en caricia.

—Al contrario — respondí con una sonrisa torcida —es muy…bueno, quizás demasiado, es decir, me gustas.

Él levantó la ceja y me reí —Ok — inhalé profundamente antes de seguir — es más que eso, lo acepto pero.

Kyle sonrió y me despejó el cabello del rostro —¿Pero?

—Yo nunca había.

—¿Besado?

No pude evitar carcajearme ligeramente, la ceja de Kyle se levantó un poco más.

—No tonto, tampoco este es tu primer beso.

El silencio fue elocuente y mi corazón comenzó a latir con violencia a pesar que sabía que jugaba conmigo.—¿O no?

—Es el primero que cuenta — dijo tras un largo momento con una sonrisa tierna.

Escucharlo hizo volar mi cabeza.

—¿Sientes lo mismo? — a pesar del tono sensato podía sentir había ansiedad en sus palabras.

Ni siquiera intenté mentirle, mi corazón parecía tener alas y batirlas desenfrenadas en mi pecho y estaba más que segura que él podía escucharlas.

—Si —confesé sin dudar.

Kyle me rodeo con sus brazos y nos fundimos en un tierno abrazos, nos quedamos en silencio durante un pequeño e intimo momento tras el cual me obligué a enderezarme para seguir —lo que no sé es que hacer con…

—¿Con lo que sientes? —terminó el por mí.

—Es demasiado nuevo — mis palabras se atropellaban

—Tampoco sé qué hacer con esto Ángel — confesó

A pesar de toda mi turbulencia interior casi me sentí decepcionada. ¿Que esperaba? ¿Una declaración de amor? Asentí, pero él me detuvo con un beso que se calentó lo suficiente como para dejarnos a ambos sin aliento.

Cuando Kyle volvió a hablar su voz era ronca y oscura como el chocolate —Todo esto es nuevo para mí.

Por lo menos no soy la única, pensé suspirando y le sonreí. Kyle negó con la cabeza, — No lo comprendes bien Ángel, ni yo, de hecho no estoy seguro de nada, excepto de una sola cosa

—¿Cuál? — inquirí

—Que estoy loco por ti Ángel, — me dedico una sonrisa torcida antes de agregar —como nunca lo había estado.

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