miércoles, 24 de octubre de 2012

Soñar, soñando

Por una vez y durante, la casi siempre desierta, duermevela de mis madrugadas, soñé.

Me soñé abrazada a tu cuerpo, los dos yaciendo en colorida hamaca,  con mi rostro descansando en tu pecho. Bajo mi mejilla tu corazón latía acompasado, sobre tu corazón, mi corazón se derramaba a besos.
Soñé calor, aroma y textura, soñé tu piel, soñé tu cuerpo.
Soñé con tu sonrisa que me pedía a convertir aquello en más que un sueño
Soñé contigo y por una vez la duermevela, casi siempre desierta, de mis madrugadas, se llenó de anhelos.
Malena Cid

2 comentarios:

  1. Bonito poema. Quizás lo malo de ese sueño para la protagonista sea la posibilidad de experimentar insatisfacción al despertar (si su amado se halla ausente).

    Saludos.

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    1. Tienes toda la razón Martín, los sueños siempre quedan atrás, sin importar si son malos o buenos, un gran beso amigo.

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